Para cada cerradura hay una llave y cada llave fué hecha para una cerradura en especial. Las hay llaves maestras que abren varias cerraduras, pero aún así, fueron hechas con un patrón en particular. Nosotros somos candados y llaves a la vez, abrimos los candados de otros y otros abren los nuestros. A veces abrimos el candado de alguien y dentro de su encierro florece la llave que abre el nuestro. Nada está totalmente oculto ni encerrado, sólo hay que caminar más lento y prestar atención.
A veces abrimos el candado de alguien y dentro de su encierro florece la llave que abre el nuestro.
ResponderEliminara veces intentamos forzar la cerradura y no conseguimos ver que no es la que combina con nuestra llave...
Hermoso escrito
La ex enamorada de Verona
No es mío, tomo de otros
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