GRACIAS MONI!!!!
De las ilusiones y quimeras que la ternura nos dejó concebir,
la distancia las fue destrozando una a una sin clemencia.
Solo persiste la angustia que puso espinas en nuestros dedos,
que nos desgarran la piel con crueldad cuando nos tocamos.
Nuestros besos ya no atesoran el sabor antiguo de la alegría,
que al rozarnos la boca nos convertía el cuerpo en llamas.
Mientras escondes tu tristeza al ceñirnos en nuestra cama,
notamos su sabor a tiempo pasado y lagrima amarga.
Tus palabras ya no confiesan como antes que me amas,
ya no son el faro que me guía en el mar de mis horas oscuras.
Ahora solo son palabras que emites de acuerdo a los hechos,
tratando de impedir una discusión que nos hiera a los dos.
Mi tiempo ya no es el tuyo y la vida nos sigue alejando,
y no obstante a pesar de combatir por estar juntos,
la tiranía de las promesas pasadas y los deberes,
siempre retornan para destrozar la paz de nuestro feudo.
Por eso hoy que tu adiós se hundió en mi pecho,
con la brutal potencia de una daga rasgando mi alma,
verteré las últimas lagrimas que tu amor me provoca,
para volver con la mirada firme al refugio de mi rutina mansa.
Monica Ovejero
la distancia las fue destrozando una a una sin clemencia.
Solo persiste la angustia que puso espinas en nuestros dedos,
que nos desgarran la piel con crueldad cuando nos tocamos.
Nuestros besos ya no atesoran el sabor antiguo de la alegría,
que al rozarnos la boca nos convertía el cuerpo en llamas.
Mientras escondes tu tristeza al ceñirnos en nuestra cama,
notamos su sabor a tiempo pasado y lagrima amarga.
Tus palabras ya no confiesan como antes que me amas,
ya no son el faro que me guía en el mar de mis horas oscuras.
Ahora solo son palabras que emites de acuerdo a los hechos,
tratando de impedir una discusión que nos hiera a los dos.
Mi tiempo ya no es el tuyo y la vida nos sigue alejando,
y no obstante a pesar de combatir por estar juntos,
la tiranía de las promesas pasadas y los deberes,
siempre retornan para destrozar la paz de nuestro feudo.
Por eso hoy que tu adiós se hundió en mi pecho,
con la brutal potencia de una daga rasgando mi alma,
verteré las últimas lagrimas que tu amor me provoca,
para volver con la mirada firme al refugio de mi rutina mansa.
Monica Ovejero
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