sábado, 15 de enero de 2011

Un doloroso perdón

Asomaba a sus ojos una lágrima
y... a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y enjugó un llanto,
y la frase en mi labio expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿Por qué calle aquel día?.
Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?.

Es cuestión de palabras, y, no obstante,
ni tu ni yo jamás,
después de lo pasado convendremos
en quién la culpa está

¡Lástima que el amor un diccionario
no tenga donde hallar
cuando el orgullo es simplemente orgullo
y cuando es dignidad!


Gustavo A. Bécquer

1 comentario:

  1. Hola, he pasado un buen rato muy agradable, leyendo tu magnifico blog.

    Un abrazo

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