Me confiesas con débiles susurros que sufres,
por una pasión que te robo los sueños.
Tu triste confidencia destierra mi alma al averno,
mientras sucumben todas mis ilusiones.
Oculte por mucho tiempo el amor que por ti sentía,
fui en el altar de tus ansias el holocausto perfecto.
Bebiste de mi esencia de hembra para calmar el deseo,
y mi piel cubrió tu cuerpo apartando el frío.
Alivie las llagas que el pasado dejó en tu presente,
fui el soldado más cruel en tu guerra contra la congoja.
Calme tu sed de besos con mi boca entregada,
y el río de mis lágrimas lavó tus manos suaves.
Nunca te detuviste en mis ojos lo suficiente,
para advertir las emociones que en mi despertabas.
Solo fui la preciosa esfinge que misteriosa y sombría,
amar se dejaba sin revelar sus hondos secretos.
Mónica Ovejero
(Poeta Salteña y Amiga del Alma)
Como anillo al dedo este poema, bendito sea tu lugar para sentirme comprendida, con palabras sabias que acarician mi sentir dolorido.-
ResponderEliminarPareciera ser que este espacio tuyo me sirve de escondite ante tanta pena.-
Gracias!!!
Cariños.-
PD: Ciertamente no se detuvo en mis ojos...
Precioso este poema. Me encanto, ademas de recordar alguna secuencia del pasado. Algo que más de uno pasa sino en su totalidad si en una pequeña parte.
ResponderEliminar1 saludo muy cordial de luna serena. maricmasi.
Mravillosos, con tu piel has cubierto la mia !
ResponderEliminarbesitos con ternura
sonia
Precioso poema, ha traído a mi mente el último libro que he leído,las horas subterráneas, seguro que sería de tu agrado, un saludo
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